La constitución de 1961
estaba blindada contra el poder del pueblo, carecía de un mecanismo para
activar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. A finales
del siglo XX, regía aquella Constitución, por tal motivo fue necesario hacer un
referéndum consultivo al Soberano para que la gente decidiera mediante su
aprobación o su negación, que se realizara o no se realizara la Asamblea
Nacional Constituyente. Si pensamos en la etimología de la palabra Demos/Pueblo
Cracia/Poder, la palabra pierde su significado.
Aquella Constitución
estaba hecha a la medida de los intereses de quienes habían hecho posible
montar una partidocracia amparada por los dueños de las compañías petroleras
extranjeras que operaban en Venezuela. Una fachada democrática fundamentada en
la comedia electoral. El poder residía en los amos de los partidos políticos,
sus financistas. ¿Cómo sucedió esto?
El Gobierno presidido por el general Marcos Pérez Jiménez
había acordado con las petroleras, una serie de condiciones para la extracción
de los hidrocarburos, que llegada la hora de darle cumplimiento, las compañías
no estaban dispuestas a acatar. Con el fin último de no cumplir con esos
requisitos operativos ventajosos para Venezuela y costosos para ellos, los señores
Betancourt, Villalba y Caldera salían como hoy sale Julio Borges al Norte, para
recibir instrucciones.
Cuando la gente
entendió que era necesario que el poder del Pueblo no continuara siendo un
cheque en blanco firmado a favor de un poder político escogido a través de los colores de las
tarjetas electorales que representaban a cada partido político, fue necesario
democratizar la “democracia”.
Estábamos a
mediados de la década de los 80 cuando se caía la careta del carnaval
democrático, se ponía de manifiesto la crisis política del llamado Pacto de
Punto Fijo. Este tuvo su origen económico en las necesidades financieras de las
compañías petroleras que habían operado en Venezuela hasta finales de la década
de los años cincuenta del siglo XX.
Por esta y por
otras razones nacionalistas, el Presidente que hasta entonces había sido un
progresista demócrata, se convirtió en un feroz dictador por obra y gracia
de los intereses petroleros internacionales. O decir de un historiador
procolonial, de la dictablanda a la dictadura. El Alto Mando decide que el
general Marcos Pérez Jiménez debe irse y el pueblo sale a la calle a desahogar
su rabia y a proclamar su libertad.
Los partidos
políticos organizaron las elecciones con tarjeticas de colores que les
entregaban a la entrada de la mesa electoral. Escogías las tarjetas y
secretamente el elector depositaba las tarjetas de su preferencia y el resto
las guardaba como evidencia de que había votado, que había cumplido con su
deber, y que había votado por el juego de tarjetas que faltaban. En la medida
que la gente se daba cuenta de la farsa, fuimos evolucionando hasta el
tarjetón.
Después de la farsa
electorera llegó la Constitución. Los partidos políticos que más tarjeticas
reunieron, repartieron todos los cargos públicos, entre ellos, a los
representantes de la Cámara de Diputados y la de Senadores, quienes encerrados
en sus propias cámaras discutieron los términos en que se discutiría esa
Constitución. ¿Cuál es la diferencia en la forma como se discutió y aprobó la
Constitución Bolivariana?
La salida a ambas crisis fue la Constituyente |
Por considerable
mayoría, y después de haber sido discutida públicamente y revisada y leída por
todos, la Constitución Bolivariana fue discutida públicamente y después se
sometió a votación y así fue aprobada la Constitución, después que la gente
pudo leerla, discutirla y aprobarla. Todos tuvimos la oportunidad de exponer el
modelo de país que queríamos. Así la RBV adquirió estructura jurídica y
quedaron establecidos los principios que conforman el Estado Venezolano.
Ahora que han
transcurrido más de 17 años. Lo primero que debemos saber es que se trata de
una reforma y que esto significa que no se va a tocar ni su estructura del
texto, ni sus principios fundamentales. Los electores y electoras vamos a
revisar el texto para modificar o agregar normas.
El Poder Ejecutivo
es uno entre tres poderes que comparten la potestad de hacer la jugada de
apertura del Proceso Constituyente. Al Poder Legislativo mediante una mayoría
señalada por la Constitución. El Poder Popular cuenta con el derecho de
convocarla mediante la voluntad manifiesta del 15 % de los electores inscritos
en el Registro Electoral. Así lo señala la Constitución, lo demás que digan es
invento.
El tema es que el
Presidente puso en las manos nuestras: el poder constituyente. Si es la
voluntad de la mayoría que salga, saldrá, pero única y exclusivamente dentro de
la Constitución. No por la vía violenta, menos financiada por intereses de
compañías extranjeras.
Esto es lo que no
comprende la mayoría. El tema de fondo son los recursos naturales que abundan
en Venezuela. Las campañas de concientización para el tema constituyente no
deben perder ese detalle que duele en el bolsillo de la gente. La renta
petrolera con la que se financian todos los servicios.
Estamos ante la
iniciativa para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente concedida por el
artículo 348 al Presidente de la República Bolivariana, el presidente Nicolás
Maduro reunió al consejo de ministros para dar inicio al proceso. Una
opción estratégica, un camino táctico. Convocó a todos los habitantes de
Venezuela y grupos sociales para que convoquen a una Asamblea Constituyente.
Fase Asamblearia, este es el momento actual del proceso constituyente.
Esta medida resulta
más democrática que elecciones generales, para las cuales habría que esperar a
que el Presidente cumpliera su mandato para no desacatar a la Constitución.
Para aquellos obstinados cuyas inducciones los llevan al deseo de que
Maduro se vaya antes de que termine su mandato, fue el mismo Presidente quien
toma la iniciativa de que eso sea posible mediante la Asamblea Nacional Constituyente.
Tampoco la medida
pretende sustituir a la actual constitución. El objetivo primordial es darle
una salida pacífica a la crisis. Otorgarle rango Constitucional a las Misiones
y discutir algunos aspectos que estén pendientes y que la gente las propondrá
en su respectivo escenario.
Y si la gran mayoría
decide volver a las garras del FMI o del Consenso de Washington, o incluso
admitir que la búsqueda de la Vida Plena es una entelequia filosófica porque la
gente que ya no le produce capital al sistema, se le debe dejar a la caridad, olvidarse
de aumentos salariales por 20 años, llevar la jornada laboral a 12 horas
diarias de lunes a sábado, como la caja de Pandora que resultó de las elecciones
en Brasil, para no entrar en detalles con respecto a Argentina.
Esa realidad no lo
publicitan los partidarios de la violencia porque ellos necesitan un caos para
echar por la borda toda la institucionalidad y dejar el país a merced de sus
amos. Con la Constitución Bolivariana tendrían que echar por la borda todo el
ordenamiento jurídico.
Aunque los
representantes de los partidos de "oposición" se mantienen en
desacato, utilizan su inmunidad parlamentaria, vale decir en este caso la
impunidad parlamentaria porque la utilizan como escudo para faltar el respeto
públicamente a las autoridades e incitar la violencia quienes están inconformes
con el Gobierno y ejercen su derecho a protestar pacíficamente, pero nunca
autorizados por derecho a cubrirse el rostro con capuchas y cerrar las vías
públicas y lanzar objetos contundentes desde lo alto de los edificios
ocasionando la muerte de transeúntes ajenos a las manifestaciones.
Si están tan
seguros de que cuentan con la mayoría y que las personas que por ellos votaron
todavía están dispuestas a reafirmar su apoyo a las fechorías que cometen. ¿Por
qué temen al más amplio democrático de los diálogos que es una Asamblea Constituyente?
Amanecerá y Veremos |
Porque nadie en su
sano juicio puede poner en duda que el espacio de una Asamblea Constituyente es
el diálogo más abierto y democrático que ha conocido la historia política de
Venezuela. Es una consulta desde la base, como forma más expedita para un
diálogo que llegue al objetivo primordial que la Paz. Ampliar y perfeccionar un
sistema económico que contemple la regularización que contempla la existencia
de una economía diversificada y con carácter de obligatoriedad constitucional.
El Presidente está
acudiendo a la fuente original de la soberanía que reside en el pueblo. El
poder constituyente originario que es de donde se fundamenta toda la energía y
la potestad política del pueblo en cuanto a soberano. Una Asamblea que
sobrepasa el poder del mismo presidente, en una tradición presidencialista como
la nuestra. Es bueno que pensemos en esta realidad antes de dejarnos cautivar
por las inducciones publicitarias que han tratado de satanizar todas las
propuestas de diálogo y de paz.
Quedan otras
preguntas pendientes que debemos hacernos en torno a este tema, lo importante
es que nos guíen nuestros propios pensamientos y no lo que nos dicte la
publicidad.
En todo caso La
iniciativa es presidencial y la convocatoria es del mismo pueblo con las puertas
abiertas. Ya estamos ante una nueva negativa, ahora no quieren la Constituyente
de la que hace poco hablaban con tanta arrogancia.
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