(Ayuda memoria para el cine foro realizado en la
Escuela de Idiomas Modernos de la UCV, el 18 de octubre de 2018)
Sinopsis
El documental narra una serie de acontecimientos
desarrollados en torno a la década que comienza con el derrocamiento del
gobierno presidido por el profesor Rómulo Gallegos(1884-1968) acontecido en
1948 y la desincorporación del General Marcos Pérez Jiménez (1914-2001) el 23
de enero de 1958. En él se destacan hechos que componen el color local de la
época, inauguración de obras de infraestructura, y el proceso de ascenso y
declive de ese tiempo de dictadura.
Comentarios
La figura central del documental es el general Marcos
Pérez Jiménez (1914-2001). Recrea el tiempo correspondiente a su participación
en la Junta Militar que derrocó al gobierno democrático presidido por el
profesor Rómulo Gallegos dejando subrayado su período como jefe del poder
ejecutivo entre 1953 y 1958.
Impecable en cuanto a los recursos técnicos destinados
a la producción, guión, montaje y sonido. Destaca una serie de episodios
construidos en torno a su gestión de gobierno en un trasfondo de color local,
con muy pocos anacronismos, imperceptibles para quienes no vivieron la época o
tienen recuerdos vagos sobre cierto tipo de detalles.
Aunque se promovió como un film que amenazaba con
sacudir la consciencia y mostrar la manera como una dictadura férrea arrodilló
a los venezolanos o si fuimos cómplices silenciosos, o tal vez victimas
del miedo que promete imágenes nunca antes vistas, cuando en realidad fue una
impecable reedición de imágenes de noticieros intercaladas de manera magistral y
elaboradas con un acabado de primera línea. El objetivo de la investigación
realizada para la realización del documental no refleja lo que prometió el
tráiler porque su realización fue no orientada en función de hallar un
conocimiento histórico del “tiempo de dictadura”, sino mostrar la visión del
artista sobre su percepción del objeto histórico de su escogencia.
Intercala secciones de las entrevistas realizadas a
políticos activos que compartieron esos tiempos como políticos opositores al
régimen como Pompeyo Márquez (1922-2017), Enrique Aristiguieta Grancko (1933),
Simón Alberto Consalvi (1927-1913), Teodoro Pekoff (1932) y Américo Martín (1938); artistas promovidos
durante el régimen como Yolanda Moreno (1936) y Mario Suárez (1926); y otros.
Todos ellos responden a un cuestionario que no exige un conocimiento riguroso
de la historia sino la visión de personas que desde su relación personal con
ese tiempo responden.
Apreciación historiográfica del Documental
Podemos considerar esta obra como el testimonio
histórico construido desde la óptica de un cineasta y de un equipo de
producción de alta factura profesional. Tildarlo como testimonio, no lo
desmerece, significa que la catalogación que le elaboramos no lo ubica como
histórico propiamente dicho; para ello requeriría de asuntos más concretos que
ubiquen al documental dentro del contexto de la creación de conocimiento
histórico, es decir, que exprese antecedentes que contribuyan a entender las
fuerzas históricas, o factores dinámicos que impulsan el cambio histórico que
recree un ambiente cronológico que permita observar los hilos de continuidad y
ruptura de una realidad histórica determinada.
Son muchas imágenes que podrían otorgarle el rango de
documental histórico en el sentido riguroso de la palabra. Por ejemplo,
observar un país que nació con una explosión social que generó guerras civiles
que tuvieron su inicio a las pocas horas de declarada la Independencia en julio
de 1811 y se fueron manifestando después de firmado el Armisticio de Santa Ana
en 1821, y extendiéndose como una cadena de guerras civiles que como dijo el
historiador Manuel Caballero “La guerra de los cien años” que concluyó con la
monopolización de la violencia por parte del general Juan Vicente Gómez. Esto
es una realidad histórica que no se dice en la historia que enseñan en las
escuelas colegios y universitarios. Tal vez sea hilar muy fino pero hace falta
la divulgación de una historia que no se desvincule ni de la reflexión
filosófica ni científica y que parta de una necesidad de entender el presente,
o ese pasado de “los tiempos de Dictadura” que casualmente esos tiempos no
fueron los únicos que revelan semejantes características a lo largo de nuestra
historia.
Una pieza documental que se precie de histórica,
reitero que en el sentido riguroso de la palabra historia, vale decir, capaz de
producir o reproducir conocimiento histórico, debe dar cuenta además de ese
contexto de un país colonial que se vio sumergido en la violencia durante
siglos y que todavía se encuentra en medio de ese mismo proceso de búsqueda de
una igualdad social, y de una Independencia que si le dio nombre y autonomía
administrativa y carácter de Estado, no fue capaz de romper los nexos
coloniales con que fue sometida desde antaño, sino que aun no ha logrado la
independencia integral como nación.
De manera que si es por terror, autoritarismo, o
violencia política la dictadura presidida por Pérez Jiménez, no fue más que un
episodio dentro de las mismas características dentro del conflicto histórico
que data de medio milenio donde se debaten las fuerzas del dominio colonial
contra las fuerzas de resistencia liberadora. Esa es la esencia de una ecuación
histórica que no es fácil de entender porque no nos han educado para explicar
la historia con imaginario algebraico.
Es posible que el sector militar del cual MPJ fue la
cara visible, no hizo nada diferente a la salamandra, cambió la piel para renovar su fachada, el cuero
viejo al desecho. De esta manera, el alto mando militar coloca al
contralmirante Wolfang Larrazábal, el mismo que le preparaba los tragos en el
club del círculo militar, como fachada del mismo poder que ahora seguía la
línea acordada para mantener la gobernabilidad y reacomodar las políticas del
Estado venezolano a los intereses de los otros poderes que intervienen en el
desenvolvimiento de las actividades económicas y políticas en medio de los
cuales se mueve el poder político.
El Film, tal vez sin proponérselo revela la ingenuidad
de unos actores, y de un pueblo, que más allá de una vanguardia clandestina que
conspiró siempre, no sale a la calle sino después que la radio y la TV anuncian
que el dictador se ha ido, junto con la cara visible de su equipo y que los
nuevos actores anuncian la apertura de un proceso democrático y un régimen de
libertad de prensa y de expresión pública y el reconocimiento de la ciudadanía
como un poder a través del ejercicio del voto.
Más allá de las percepciones artísticas, existe una
historiografía que ha tenido que penetrar en los detalles íntimos de la
documentación histórica, de donde las causas políticas y económicas no obedecen
al cansancio de un pueblo reprimido por una dictadura. Me refiero a un común
denominador que gira de manera descubiertamente oculto en lo que respecta al
poder político desde que los hidrocarburos se convirtieran en la energía
principal que mueve al mundo. Tanto el golpe de Estado perpetrado contra el presidente
Isaías Medina Angarita, que hoy 18 de octubre registra su efeméride, como toda
la motivación política de este siglo huele a petróleo.
Quiero decir con esto que desde la década de los
ochenta del siglo XX, una nueva generación de historiadores precedidos por el
colega Fredi Rincón, comenzó a abordar el período histórico relativo al período
histórico en cuestión, comenzó a ofrecer una visión más divorciada de lo
emocional con ese tiempo, por razones generacionales, pero también por
formación académica. De manera que la política económica y geopolítica
practicada por esta generación castrense, no resultaba conveniente a factores
de poder económico financiero internacional, así como los proyectos de
desarrollo del parque militar tampoco estaban cónsonos con los dueños de la
industria petrolera de entonces. Simplemente, las políticas practicadas por el
Gobierno eran adversas a los dueños de la principal industria nacional, ajenos
a las necesidades del país.
¿Cuáles fueron esas políticas?
No hay espacio para desarrollar en este breve espacio,
todo lo adelantado por el conocimiento historiográfico con respecto a este
período o corte en la cronología histórica, pero si podemos enumerar apenas las
que recuerdo haber desarrollado durante mi vida de estudiante y como
documentalista en el Ministerio de Relaciones Exteriores, señalado
prácticamente de memoria con una revisión mu somera de mis apuntes sobre el
tema. Nos limitamos a enumerar muy a grandes rasgos.
1.- En los contratos de servicio de las concesiones petroleras.
El ajuste de ciertas clausulas que las petroleras se habían comprometido a
cumplir pero que no estaban dispuestas a hacerlo. Puedo recordar por ejemplo
que las compañías estaban obligadas a hacer inversiones de capital en el
trabajo de reinyectar el gas a los pozos petroleros, para que a la fecha del
vencimiento de la concepción el pozo no estuviera seco. La renovación de los
equipos de exploración y explotación, y la obligación de adquirir en la
industria nacional, ciertos suministros técnicos esenciales para sacar y
transportar el petróleo desde los pozos hasta las refinerías.
2.- Las políticas nacionalistas como el desarrollo del
plan ferroviario, la industria armamentista, la modernización de los armamentos
mediante el desarrollo de la industria petroquímica y siderúrgica.
3.- Un plan desarrollista exitoso de un país que
pretenda convertirse en una nación desarrollada no es conveniente a los
intereses de los grandes poderes geopolíticos regionales. Actores políticos
como Henry Kissinger han dado testimonio al respecto.
4.- La propuesta de Pérez Jiménez en la Conferencia
Panamericana de Panamá como un obstáculo a los planes estadounidenses con el
tema de la Alianza para el progreso. Propuso que todos los países se comprometieran
a crear un fondo monetario depositando el 4 % de su presupuesto para contribuir
a desarrollo de los países más empobrecidos de la región.
5.- En esos años hubo una propuesta del general Juan
Domingo Perón (1895-1974) presidente de Argentina al presidente Getulio Vargas
(1884-1954) de Brasil y el presidente chileno Carlos Ibáñez Campo(1877-1960),
casualmente en 1953. Estados Unidos patrocino golpe de Estado Contra Vargas
utilizando el modelo aplicado en Chile en 1973. Igual sucedió a Perón. Esta política
internacional desarrollada por Estados Unidos no excluía al primer productor
mundial de petróleo, donde el Estado Venezolano participaba en un porcentaje
ínfimo en las ganancias.
6.- Los historiadores de la ULA aportaron muchas
investigaciones que dieron por resultado una visión renovada de las causas de
la caída del régimen perezjimenista. Tal es el caso de la decisión de otorgarle
participación a inversionistas europeos en el negocio siderúrgico, toda esa
realidad fue publicada en los primeros números de la revista Tierra Firme,
editada por la Escuela de Historia a mediados de la década de los ochenta del
siglo pasado.
Hasta aquí mi visión elaborada durante mi experiencia
académica como historiador sobre el tema de “Los tiempos de Dictadura”. Queda
otro testimonio de mi vivencia del 23 de enero de 1958, y la huella que dejaron
los años inmediatos porque fuimos la generación que entonces anunciaban como la
de los niños de la democracia.
Caracas, 18 de
octubre de 2018.