Uno de los principales vectores
de la fuerza de dominio colonial utilizado como instrumento para la dominación
estuvo a cargo de la institución eclesiástica. Fue el Papa quien reguló,
mediante el tratado de Tordesillas, los límites de la colonización celebrado entre
Portugal y España en 1494.
Ya el papa Gregorio IX había
creado los tribunales para la defensa de la Fe en el año 1231. Después de La
Reforma, en el siglo XVI con la bula Licet ab initio de 21 de julio de 1542 bajo
el nombre de Congregación de la Universal Inquisición.
El Santo Oficio o Inquisición, la
fue clausurada por decreto del Congreso de la Gran Colombia el 21 de agosto de
1821. Junto con esta ley quedaron abolidos los conventos cuyos locales fueron
convertidos en escuelas y colegios públicos.
Este fue el primer paso para la
Libertad de Cultos. La inquisición no había tenido la misma preponderancia que
en Lima, México o en Cartagena que el departamento de Venezuela. La paz se
institucionalizaba en Venezuela después de la Batalla de Carabobo, pero la
violencia social y la lucha por la igualdad y la libertad que habíaencendido la
mecha de las guerras civiles no se detendría sino hasta comienzos del siglo XX,
con la aplicación de la violencia institucionalizada por el Estado impuesta por
el general Juan Vicente Gómez.
De aquella Caracas que llegó a
albergar unas cuarenta mil almas y había generado a los grandes cacaos y con
ellos, todo el ambiente intelectual capaz de impulsar la generación del
pensamiento venezolano representado por Francisco de Miranda, Simón Rodríguez,
Simón Bolívar, Juan Germán Roscio, Andrés Bello y al mismo Antonio José de
Sucre, quien llegó de Cumaná a estudiar en la academia de Matemáticas cuando
apenas contaba siete años de edad. En 1814, la población de Caracas había sido
reducida a tres mil habitantes y las ruinas dejadas por el terremoto, se
mantenían en su lugar, un tanto disimuladas por el crecimiento de la maleza.
Las descripciones sobre la
miseria en que había dejado toda esta explosión social en Caracas fueron
descritas en su Diario por el cónsul
británico para el puerto de La Guaira, Sir Robert KerPorter. Pero más allá de
la ruina y la miseria, la solución buscada para ese problema estuvo orientada
por la idea de la inmigración. Para importar mano de obra laboriosa y para
reestablecer la raza blanca que había sido diezmada durante las guerras
civiles. Para abonar ese terreno era necesario una sociedad más tolerante y
menos fanática. El tema de los cementerios, el lugar para enterrar a las
personas que no pertenecieran a la fe católica era un verdadero problema.
Llegaron a saquear tumbas en cementerios abandonados y echar el cadáver de un
inglés a los zamuros, por haberlo enterrado en un cementerio católico.
Fue necesario un decreto de
Libertad de Cultos promulgado por el Congreso de Venezuela en febrero 1834.
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