lunes, 28 de julio de 2014

Texto de la Conferencia del Historiador Eloy Reverón en San José de Guaribe



Nuestra reflexión de hoy gira en torno a tres ideas fundamentales que anuncian el tema en el título de presentación. Aclaremos qué entendemos por Historia y luego por valores masónicos.
En primer lugar, no entendamos por historia la concepción general que se manejó durante los siglos XIX y XX. En el siglo XXI nos corresponde prestar atención a aquello que los filósofos de nuestros días han llamado la “Realidad Histórica”, o “Histórica”[i] a secas. El asunto ya no trata de relatar un “había una vez en un remoto lugar de un tiempo primordial donde nacieron y crecieron nuestros héroes favoritos”, ahora nos referimos a la vida que se formó, y se forma aún, en este espacio y tiempo donde nuestra vida social está involucrada en ella, no solamente como seres políticos, sino como seres vivos, con una herencia genética heredada de nuestros predecesores, frente a la responsabilidad de mejorar la vida para nuestros sucesores.
Pero no por ello debemos prescindir de lo económico, lo político, lo social, lo cultural, lo religioso, sino que debemos hacer énfasis en ellos y además, debemos prestar atención sobre aquello que constituye la quinta esencia de lo antes nombrado: la vida. La historia como vida. La evolución del arte de vivir en sociedad de manera fraternal con todos los seres vivos. Hermenéutica de la vida.
Estamos ante la vida del ser humano como ente biológico, igual que el sembradío que crece y necesita agua, tierra y sol para su subsistencia, la sociedad cosecha una historia que sembramos con el abono y semilla de nuestra conducta, nuestra moral y solidaridad fraterna. Estamos hablando de seres humanos que necesitan ponerse de acuerdo para subsistir en los mejores términos, de organizarse para vivir en sociedad. Para esos fines ha sido preciso unir esfuerzos y talentos, así surgen las instituciones y los valores que la cohesionan. La institución que nos ocupa hoy es la Masonería y su espacio vital, la logia.
La primera interrogante que surge: ¿Cuáles son los valores que cohesionan, que se religan para que exista una institución como la masonería? Para ello vamos a ponernos de acuerdo a fin de que todos entendamos por algo concreto a eso que llamamos masonería, lo hacemos desde su acepción más sencilla, su mínimo común múltiplo: una forma de socializar de estilo británico. Pero no perdamos de vista lo más importante, porque allí comenzó nuestra historia, allí comenzó nuestra vida, de allí provino la energía que hizo posible algo que hoy conocemos como Venezuela y la Independencia militar de América perpetuada en Ayacucho. Me refiero al Llano. Y nuestra reflexión de hoy gira en torno a ello. (click)

Todos los libros de historia y los diccionarios entienden a la masonería como un grupo de varones que se reúnen en lugares llamados logias. La palabra masón y sus variantes significan aquellos obreros que construían obras sacras, catedrales. No estamos hablando de alarifes ni de albañiles cualquieras. Es una clase trabajadora organizada en guildas o sindicatos, que protegían al arte de construir y a todos los que giraban en torno a ese objetivo. Para proteger a esa profesión establecieron el secreto profesional y una ética en torno a su práctica: la mazonería.
Sabemos que hubo un auge una era de la construcción de las grandes catedrales y hubo una decadencia de ese arte, hasta el punto de que ya no se requería más de la presencia de grandes corporaciones de constructores. Esta decadencia tiene una razón y motivo. Me refiero a algo tan grande y poderoso que acabó con una era de esplendor. Algo tan maligno y poderoso, que si no fue capaz de destruir las catedrales, detuvo el auge de su construcción y la llevó casi a la extinción del oficio. Me refiero al fanatismo religioso que por poco no destruye a la sociedad de entonces. (click)
Todos hemos oído hablar alguna vez de La Reforma, de la crisis cismática que dividió a la Iglesia, pero poco se habla de las causas o de los elementos que unieron fuerzas para hacer cambiar o dividir a la institución más poderosa del mundo pre moderno. La Iglesia.
Se habla del tema del cobro de dinero en efectivo para comprar indulgencias, vale decir, algo así como cobrar la visa, o el sello del pasaporte para entrar en el cielo a la hora de la muerte, y para librar a los seres queridos que habían fallecido, para librarlos de las llamas eternas del infierno. La gente creía todo eso con fervor porque tenía miedo. La gente asustada cree cualquier disparate que le induzcan bajo los efectos hipnóticos del temor. El tema es que el destino de los fondos económicos estaba destinado a construir la Catedral de San Pedro en Roma. Lutero acusó con los debidos argumentos, a la degeneración de la Iglesia, y propuso su rescate mediante la traducción del Libro Sagrado al idioma alemán. Alemán también fue aquel, que modernizó o mecanizó y combinó tres antiguos inventos chinos y los puso a funcionar en serie. Me refiero a la tinta, el papel y a la imprenta. La Biblia al alcance de todos, uno que sabía leer reunía su comunidad, podríamos decir, su logia, y hacía llegar la palabra de Dios sin intermediarios que cobraban excesivos honorarios por sus servicios. (click)
Resumimos siglos de “guerras santas”, el establecimiento de un poder intolerante, tan intolerante que no se podía seguir tolerando. No es un juego de palabras, señalamos siglos de intolerancia. La masonería institucionaliza espacios discretos donde la tolerancia encuentra refugio, se oxigena aunque sea durante la permanencia dentro de la logia, así surge el primer secreto y valor de la masonería, el secreto de la tolerancia. Tolerar a un protestante era considerado como si fuera un pecado sacrilegio y viceversa. Pero de esa tolerancia germinada dentro de las logias surgieron el amor fraternal y la solidaridad. Una forma civil o civilizada de manejar las diferencias.
Los mazones escrito con zeta son los obreros que se habían quedado sin trabajo por la decadencia de su oficio, institucionalizaron un modo de socializar típico de lo que sería en mundo británico en pleno auge, el Club, la logia. Así surgió la idea de la Gran Logia, un órgano regulador de la relación de las logias de Inglaterra, y de las logias británicas con el mundo, logias que se expandirían por las rutas del comercio marítimo, del cual los británicos serían la vanguardia durante la modernidad. (click)
De esta manera nos colocamos en 1717 como fecha inicial de la existencia de la masonería moderna, y al siglo XVIII como espacio tiempo impulsor de la segunda fase de la modernidad, la Revolución Industrial. Tenemos entonces que la crisis del pensamiento europeo, como consecuencia de la abundancia generada en los siglos anteriores fue el producto del saqueo de las riquezas provenientes de los Azteca y los Inca, sumado a la explotación de la mano de obra esclavizada proveniente de la trata comercial de africanos en las plantaciones de El Caribe. Trasladaron el centro geopolítico del mar Mediterráneo al Atlántico y El Caribe, y luego al Pacífico. Con este combustible del progreso, progresivamente olvidado por razones obvias, se produjo la gran revolución industrial que transformaría el modo de producir, de pensar y de ser en los siglos venideros. Una revolución que sacaría a lo que hoy conocemos como Europa, de la periferia del mundo persa y musulmán, donde el gran hegemón del mundo comercial antiguo, la China, se había retirado para ocuparse de sus asuntos internos, dejando el mundo a merced de esta civilización moderna. (click)
Al espacio territorial que hoy identificamos como Venezuela llegó la modernidad temprana a través de la base de operaciones que instaló el reino de Castilla-León en la vecina isla de Quisqueya. España ejerce su primer acto de dominio colonial bautizando la Isla con el nombre posesivo de La Española. Allí llegaron los primeros mazones (con z) a construir la catedral, el Cuartel, la Universidad y el Palacio Real. Los principios cristiano, racional, señorial e imperial transmutados en vectores de la fuerza de dominio colonial. Expresión primordial de la modernidad dominadora, de la potencia imperial dirigida a la expansión geográfica de la cultura y economía europea en nuestra América. (click)
Si no entendemos todos y cada uno de nuestros episodios que llamamos históricos como parte del proceso de expansión geográfica de la modernidad dominadora, frente a la transmodernidad liberadora, estaríamos entendiendo la historia como se entendía en los siglos XIX y XX, y por consiguiente hablando dos idiomas diferentes. (click)
El comercio de contrabando llega a nuestros puertos con los primeros navegantes de las posesiones británicas, holandesas y francesas que establecen casas de comercio en los puertos insulares durante la apertura del comercio colonial que resulta de los convenios internacionales que acepta España como consecuencia de la guerra de sucesión que tuvo lugar durante los primeros años del siglo XVIII. A comienzos del siglo XIX sobreviene la crisis de autoridad del gobierno español en América con la ocupación de España por los ejércitos de Napoleón Bonaparte que amenaza apoderarse del mundo.
Las guarniciones militares francesas establecen logias en España, a partir de 1808, y de igual manera en Venezuela cuando los primeros masones insulares instalan casas de comercio en los puertos marítimos y fluviales. Luego llega a Venezuela una segunda oleada de masones, en las guarniciones militares británicas que se establecen en el Llano, específicamente en Achaguas en 1817 durante la guerra llamada de Independencia. Después de la Batalla de Carabobo, esta logia utópica, vale decir, sin lugar fijo, una logia de campamento donde presuntamente fue iniciado en general José Antonio Páez, pide su carta patente a la logia Amigable N 25 de Maryland en 1823, pero durante el año 1824 se establece la Gran Logia de Colombia, que según Diego Bautista Urbaneja tenía su sede en Caracas. No debemos olvidar que también llegaron masones entre los oficiales españoles que habían peleado al lado del duque de Wellington en la guerra por la independencia española. (click)
Hasta ahora hemos definido que la masonería venezolana proviene de la línea británica y estadounidense. Que se conformó y organizó como institución al concluir la guerra, sin señalar hasta ahora que su papel primordial está dentro del proceso de pacificación. En Inglaterra surgió como un espacio para la tolerancia religiosa, en Venezuela como un espacio de paz y de conciliación dentro de un proceso de guerra a muerte que apenas llevaba la primera década de un siglo sangriento. Bolívar y Morillo se abrazan en Santa Ana de Trujillo, regularizan la guerra, protagonizan el principio del fin de la Guerra a Muerte. El abrazo es símbolo de reconciliación y de reafirmación fraternal entre los masones. (click)
Nos ocupa entonces el tercer elemento de reflexión, los valores masónicos. Me voy a tomar la licencia de reproducir la explicación que sobre el término valor nos ofrece el diccionario masónico [ii]Ánimo y aliento que desprecia el miedo y temor en las empresas y resoluciones…” tanto el Diccionario Masónico de Internet, o el de Juan Carlos Daza, que prácticamente copia de manera incompleta el significado, no llegan a la esencia del asunto que aclaramos. Cuando nos referimos a los valores son aquellas virtudes que son apreciadas por los masones. El caso de los primeros masones especulativos, hemos señalado que apreciaron el valor de la tolerancia religiosa como virtud a desarrollar. El valor esencial como virtud a desarrollar de los masones venezolanos del siglo XIX está vinculado a la paz. El modo de obtenerla está vinculado a aliviar las tribulaciones humanas. Observamos con atención el abrazo de Santa Ana, representado por el escultor.

La acción masónica de la logia Esperanza de Caracas, como hemos mostrado en nuestras investigaciones masónicas desde hace más de 20 años, fue un trabajo que comenzó creando hospitales; previendo la posibilidad de una epidemia de cólera que venía galopando por las islas del Arco Oriental del Caribe en 1854. No pudieron esperar con los brazos cruzados, fue necesario trabajar. Una crisis de hambre y de miseria, postración de posguerra y de guerra simultánea. Crisis de pobreza multiplicada, la frustración de una libertad política alcanzada con violencia extrema y endeudamiento externo, en un mundo donde cada día, esa libertad política perdía vigencia ante la libertad económica, que sólo la logra aquel grupo que tenga la capacidad de unir los elementos básicos de la producción para generar los bienes económicos necesarios a fin de satisfacer las necesidades del mercado. Eso no se pudo ni se podrá lograr en otro Carabobo, ni con románticos gritos de libertad, ni con actos heroicos. Sólo con trabajo y orden; ahora la guerra es producir, asegurar la seguridad alimentaria. Desde nuestra dimensión histórica lo podemos observar como una pajilla en el ojo ajeno, pero aún la sociedad parece que no se diera cuenta que hoy la guerra es producir. La lucha por la libertad se alcanza produciendo, trabajando, haciéndonos autosuficientes. Solo así completaríamos el ideal cristiano y masónico liberal de alcanzar la mayor suma de felicidad posible.
Falta un solo punto para terminar esta presentación. He dicho que en el Llano comienza nuestra historia por varias razones que se fueron sumando en mi mente mientras reflexionamos sobre el proceso que hemos denominado independencia.
En primer lugar debemos señalar una realidad histórica palpable a finales del siglo XVIII. El proceso de invasión y conquista iniciado durante el segundo viaje de Cristóbal Colón no se había podido consolidar en el Llano aún en 1808 cuando inicia la crisis de autoridad del Rey de España y sus colonias.
No es fortuito que un historiador como Miguel Acosta Saignes, quien además de Rosa Cruz se graduó con honores en antropología y etnohistoria, hubiera dedicado a explicar la formación socio económica del Llano en el primer capítulo de su libro Bolívar, (El hombre de las dificultades). No es posible entender la Independencia de América, sin estudiar la formación socio económica del Llano. Ahora veamos porqué.
El Llano fue el espacio cimarrón, allí se refugió todo aquel que estaba al margen del sistema colonialista esclavista español. La estructura socio económica colonial encontró una economía paralela que se puso en contacto con la punta de lanza del comercio marítimo de la revolución industrial. El sistema mercantilista español se quedó anclado con el monopolio que no pudo mantener por la emergencia del poderío naval británico y sus aliados comerciales en El Caribe Insular.
Finalmente nos referiremos al traslado de la caballería llanera con sus reses a lo largo y ancho de las campañas militares, desde el Llano de Venezuela hasta las praderas de las punas de Ayacucho. Existe una continuidad histórica de la vida llanera, la repercusión de las pestes sufridas por el ganado, la reproducción alimenticia en los períodos que enlazan la continuidad histórica de los masones como promotores del progreso y la cultura de la venezolanidad desde los tiempos primordiales de la patria hasta nuestros días. Por eso concluyo con esta frase: En el llano detuvo su galope el Conquistador y emergió la lanza de madera de guayacán hasta el mismo Alto Perú, algunos años después que el general don Pablo Morillo le escribiera al Rey de España, “Deme a Páez y cincuenta llaneros” y le conquisto el mundo.





[i] Ignacio Ellacuría, Filosofía de la Realidad Histórica, UCA Editores - Ed Trota, Madrid, 1990

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