martes, 16 de agosto de 2016

Identidad Caraqueña desde una perspectiva liberadora Eloy Reverón

La primera imagen utilizada para hablar de una visión liberadora de la Historia nos debe inducir la imaginación hacia la totalidad. En el caso de Caracas, hacemos referencia a un espacio vital, al ecosistema constituido por el Valle del río Guaire. Con un recorrido de 72 kilómetros que transcurren desde el punto donde la quebrada San Pedro se une a la quebrada Macarao en un lugar llamado Las Adjuntas, de allí discurre por el centro del valle ante la figura maestra del Guaraira Repano, cadena formada por tres montañas; El Ávila, La Silla y el Naiguatá. Sirven de atalaya frente La Guaira, bañada por El Caribe. Su vega se vierte de sur a noreste, y del extremo este hasta discurrir de norte a sur hasta llegar Santa Teresa del Tuy, lugar donde se desborda sobre el río Tuy. Todo esto resume el espacio donde se desarrolló una cultura establecida desde hace más de quince mil años, Caracas, el hogar de los Toromainas.
Fuente: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=352818&page=10
 De manera que cuando decidieron robarle su nombre, llamándola Santiago de León, se impuso la resistencia cultural, y será Caracas por siempre. Se pretendió borrar su pasado como cultura mediante un acto de fundación, cuya acta por cierto nunca apareció. 
Cronista de Caracas



Enrique Bernardo Núñez, el cronista de Caracas por excelencia, parte de la realidad concreta para abordar el tiempo y el espacio de nuestra civilización a la luz de los grandes ríos. Sabe enfocar las perspectivas desde el común denominador, pero sin perder contacto con la totalidad como la mayoría de  los lectores del pasado o ensayistas mirandianos ubicados por pasión, desde las conclusiones que quieren mostrar, según sea su personaje favorito. Según la proyección de las respectivas personalidades, el alter ego de cada uno de sus biógrafos. Sin perder de vista el conflicto esencial que coloca entre paréntesis en la ecuación esencial de nuestra historia, el conflicto entre la fuerza de dominación colonial y la fuerza de resistencia liberadora, y la vigencia que mantenían y aún mantienen las ataduras impuestas por el trazado de la dominación española. Rechaza la falsa historia “enteca o amañada, o cubierta de afeites” por el contrario, exalta “Una historia inspirada en los grandes ríos, las llanuras y cordilleras, obra de un pueblo fuerte y numeroso. Una historia sin mentalidad colonial, aunque con ímpetu colonizador. (…) La historia escrita por las razas dominadoras será siempre distinta a la interpretación que puedan darle los pueblos vencidos u oprimidos” Otro detalle que agrupa en esta idea es la que identifica a la causa de Venezuela con la misma causa de América. Que la gran historia del Orinoco ha de ser lo que el Nilo para Egipto. Pero sobre todo, detrás de la historia escrita por economistas, mientras Venezuela sea un país productor de petróleo, … puede hallarse la pasión de un pueblo por su libertad” (EBN:1948) Nosotros seguimos su tradición, que es la del pensamiento venezolano de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Pensamiento que por cierto ha sido menospreciado y subestimado desde las barreras de la modernidad como concepto hegemónico, encargado de alejarnos de nuestra identidad.

La identidad implica además del nombre esta situación geográfica, la cuna de una cultura que hoy forma parte de una bulliciosa zona metropolitana, donde estos recuerdos tienen algo más importante que la referencia romántica de la historia de sus esquinas, o la nostalgia de los abuelos. Aquí nos referimos al tema de la identidad. Una identidad ha de ser identidad universal, vale decir que entre en relación con el universo entero, no en una zona exclusiva de él. 
Para no complicar el tema, antes de entrar en el papel que realiza la identidad en el proceso de la formación de la ética, debemos ponernos de acuerdo con respecto a lo que entenderemos por identidad. 

Del latín, Identitas Indentitatis: Algo idéntico con relación a otro. Idem. La autoconsciencia que llegamos a tener a través de la mediación social. Pero más allá de la mediación social está lo etimológico y lo antropológico. Tenemos también un punto de vista que se abre a través de la lógica y la metafísica: ente social que se piensa a sí mismo como él, no como otro Ser. Para el cristiano la identidad está vinculada al Ser creado por Dios y que como tal proyecta su esencia como alguien que existe en comunión con un ser supremo a quien identifica como ser superior.

Más allá de todas las precisiones conceptuales está la visión pragmática de la señora más humilde que
interpreta el mundo directamente en la realidad de su relación con un documento. Ella dijo: Guá, la cédula de identidad. 


Nos hace idénticos con respecto a una República Bolivariana.

Queda una nueva interrogante: ¿Qué hay de idéntico en ese documento? 


No hay dos huellas digitales iguales ella identifica a cada quien. Igual sucede con la firma, los nombres y el número de la cédula son individuales. Pero los apellidos nos vinculan con una cadena genética que asciende de abuelas y abuelos: el espíritu de nuestros antepasados, la voluntad de vivir de cada uno de ellos que se expresa en cada uno de nosotros. El mundo mejor que ellos quisieron para nosotros. El mundo mejor que queremos para nuestros hijos. Allí comienza el compromiso ético con la comunidad histórica. Esa fecha de nacimiento que también nos ubica en el lugar y el momento exacto cuando entramos a la historia. El mundo que heredamos de nuestros padres está allí descrito en el periódico que corresponde al día de su nacimiento.
    
Lo bolivariano es lo más estudiado y lo más vagamente conocido. Cualquiera se llena la boca con el nombre de Simón Bolívar. El padre de la patria da para todo. Pero nosotros vamos a llegar a un acuerdo. Bolívar El Libertador es el hombre que otorga la Libertad, lucha y pone en riesgo su vida para conquistar un continente y otorgarle la Libertad. Un compromiso ético de un hombre con su comunidad histórica. Una fuerza espiritual para obtenerlo. La libertad fue un logro alcanzado por ese señor, justo en el momento que comprobó a su fuero interno que la unión de su palabra, su pensamiento y su conducta, unidas en identidad, es el don que él adquiere cuando estas tres fuerzas se concentran en unidad. Eso lo explicamos con claridad en el estudio que hicimos de la Carta de Jamaica. Por ahora nos interesa sentar la idea de que después que unió su pensamiento, palabra y acción, fue cuando logró integrar un ejército compuesto y dirigido por personalidades y grupos humanos tan disímiles como Mariño, Bermúdez, Páez, Sucre, Santander. Así que además de la Unión tenemos la Integración. Al integrar estos ejércitos pudo presenciar y liderar la integración de la América toda en torno al ideal de la Libertad.
Finalmente, esa Unión y la Integración las que garantizan la fuerza y la salud de una república para construir la vida plena que se espera de la Libertad. Esa vida plena es la herencia neoclásica que los griegos llamaron eudaimonía. La armonía del Ethos con el Daemon. La armonía del Ser con el Infinito. La gracia de Dios. La mayor suma de felicidad posible. Pero a diferencia con la forma en que la concebían Jeremías Bentham y los liberales ingleses, estriba en que Simón Bolívar incluía a todos los seres humanos en su universalidad. Lo ingleses no consideran al otro en su mundo. Simplemente se les ignora, no existen. En este sentido nos queda ofrecerles un enlace con la visión estratégica de la Historia, para complementar el tema de estas discuciones.
Parte de este tema está vinculado al tema de Francisco de Miranda El Caraqueño. No le agregamos ese calificativo de Universal, no por que no sea cierto, sino que contamos con la certidumbre que quienes lo califican como tal relacionan ese calificativo como el de un caraqueño conocido en en Universo, un hombre cosmopolita. Una visión muy moderna y eurocéntrica de concebir la universalidad en los términos que esta generación de caraqueños hicieron presencia con su praxis, en los espacios geográficos por donde se hicieron conocer. 

La universalidad del eurocentrismo no tiene espacio para el otro. El no europeo no existe. Es posible que Europa tampoco exista para ellos. Pero esa cultura que ellos llaman occidental, y que curiosamente nosotros la tenemos justo a nuestro oriente, no nos considera a nosotros como a iguales. Pero resulta que para que esa cultura periférica  y prácticamente excluida del comercio mundial, adquiere una nueva fisonomía como consecuencia de la presencia de los Turcos en Constantinopla. De esto ya hemos hecho alguna exposición para los cadetes. Pueden consultar el texto denominado De la Civilización Moderna a la Colonialidad del Poder. 

Es importante ese texto como introducción al tema que nos concierne, la construcción de nuestras historias considerando el pensamiento tradicional de los caraqueños universales, y la relación con ellos por parte de la tradición mexicana, peruana, ecuatoriana, chilena, argentina, uruguaya, paraguaya, brasileña. Es todo una cadena de filósofos de nuestra América que llegan a nosotros a través del estudio de la Histórica de Enrique Dussel 

Después de estas revisiones vamos a continuar alimentando este artículo con nuevas imágenes para el tema del diálogo de saberes que realizaremos en nuestro próximo encuentro,.... continuará.