jueves, 28 de febrero de 2019

Venezuela Doctrina Militar Eloy Reverón

Sintetizando su significado para efectos de esta reflexión, entendemos la doctrina militar como la idea central de un ejército. Partimos de la idea de que un componente armado actúa conforme a paradigmas para construir sus métodos con respecto a la forma de abordar los conflictos supeditados a los mandos, según el teatro de operaciones y el tipo de ofensiva o defensiva que le asigne su alto mando, o de acuerdo a las amenazas y se conciben en las academias militares de acuerdo a la experiencia.
Módulo II Doctrina Militar Bolivariana
El ejército venezolano evolucionó conforme a los influjos de su propia herencia, y a través de diferentes generaciones se plegaron a las diferentes corrientes de pensamiento militar, conforme a las posibilidades de interpretación que les ofrecían las respectivas realidades históricas.

El primer venezolano aplicado en esta especialidad salió de Venezuela a formarse como militar en el exterior pero llegó a España formado en una de las mejores universidades de su época, de un lugar donde se formó lo más granado del pensamiento emancipador americano del siglo XIX. De tal suerte que Francisco de Miranda (1760-1816) egresa de la Muy Pontificia Universidad de Caracas especializado en Artes, siendo su tutor el filósofo catedrático Francisco José de Urbina. 
Aquel gallardo joven proveniente de Las Indias y se presenta con la capacidad suficiente para pagar 80 reales de vellón por la patente de capitán del regimiento de infantería de la Princesa. Además está provisto de sólidos fundamentos; formado en Artes con el conocimiento de las lenguas clásicas, las cuales somete a prueba escribiendo todas sus observaciones sobre las obras de arte que encontró desde el primer momento en la ruta de su viaje, labor que efectúa con el detalle y la erudición del mejor y más aplicado enciclopedista.
 Fuente: El Gran Arquitecto de la Liberacion Americana: (Francisco de Miranda De-colonizador) (Spanish Edition) October 5, 2017 ISBN :13-1523909292 
Es a partir de 1771 cuando llega a España e inicia la formación de la que fuera la más completa biblioteca humanística de su tiempo, estudia idiomas con profesores particulares, y aún después de haber ingresado como oficial no logra saciar su sed de conocimiento y dedicación al estudio de la música, matemática, geometría y a la lectura de libros prohibidos por la Inquisición. Son once años de estudio y experiencia en las artes militares, incluyendo su experiencia en el norte de África. Esta experiencia de tan prolongada de estudios y de vida militar lo trae de regreso a nuestra América y después de una estadía en La Habana, participa en la expedición que España aporta como contribución a la Independencia de Los Estados unidos, como asistente del jefe de la campaña general Juan Manuel Cajigal, quien apreció notablemente el apoyo brindado en esta oportunidad.

El Archivo de Miranda, patrimonio cultural de la Humanidad
Hago este preámbulo para destacar el hecho de que este joven oficial venezolano de 31 años fue ascendido a teniente coronel por su destacada participación en la batalla de Pensacola, Florida. Convertido de esta manera en Prócer de la Independencia de los Estados Unidos, quien además debido a realidades adversas encontró la oportunidad de realizar un viaje de estudios por este país donde cultivó amistades debido a sus altas dotes intelectuales y su fascinante personalidad agregada al interés de su rica cultura. Es justo a la mitad de su vida, como el Dante Aliguieri, que comienza el viaje de su vida como asesor político de repúblicas y monarquías.


Este es no solo el perfil del primer militar venezolano, de quien encontramos fundamentos para calificarlo como un soldado filósofo, filólogo, políglota, artista, músico, crítico de arte, historiador, documentalista, diplomático, y consejero político, entre otros atributos. Es el oficial que supo transmitir ese fuego sagrado, a sus discípulos como Simón Bolívar (1783-1830), Bernardo O ´Higgins (1778-1842), Manuel Piar (1774-1817) y muchos otros jóvenes que visitaron su residencia en el 58 del Grafton Way en Londres.

El segundo perfil militar venezolano es el soldado ciudadano, cuya visión estratégica de la historia y la relación con su maestro francisco de Miranda durante el segundo semestre de 1810 en Londres, nos trae a un militar que lleva a la praxis revolucionaria ese pensamiento cristiano liberador proyectado por la Universidad auspiciada en sus primeros tiempos por los Jesuitas y la biblioteca del convento de la virgen de La Merced, forman apenas un aspecto de la vida cultural de la Ilustración Venezolana.


Esa Ilustración venezolana del siglo XVIII cuenta con un soldado de sólida tradición militar, nieto de generales por lados materno y paternos. El Mariscal Sucre quien ingresó en la academia de matemáticas a la edad de 7 años para dar inicio a su formación militar. De igual manera esa ilustración venezolana se proyecta su rostro más visible Andrés Bello, Simón Rodríguez, Juan Germán Roscio, Francisco de Miranda, Baltasar de los Reyes Navarro, Francisco Urbina, y Cristóbal de Quesada y Arias, entre otros, de cuyo ambiente intelectual proviene Bolívar. Su libro de Cabecera Vidas Paralelas, Julio César y Alejandro Magno a la luz de Plutarco, texto que leía durante sus campañas.



El pensamiento cívico militar de Simón Bolívar desde su perspectiva liberadora contempla tres principios fundamentales que arropan la hermenéutica de su discurso. La Unión, la Integración y aquello que los griegos definían como eudaimonía, algo así como la vida plena, algo más que la mayor suma de felicidad posible.

El tercer perfil militar es la figura emblemática de Ezequiel Zamora (1817-1860), pero sobre todo lo que él representa simbólicamente como soldado del pueblo, representante de una clase social no catalogada desde las teorías eurocéntricas. 

Zamora representa el arquetipo de la figura ecuestre y señorial resultado de tres siglos de mezcla genética mutado  por generaciones cuya expresión local lo denominó Taita, como al general José Tomás Boves, Llanero de origen asturiano, y luego de su muerte en Urica, es sustituido por otro Taita, el general José Antonio Páez (1790-1873) quien “salta la talanquera” definiéndose patriota, quien integra en su tropa ecuestre a los más aguerridos y despiadados llaneros de Boves, transformándolos, como apuntaba el historiador Laureano Vallenilla Lanz (1870-1936), en Libertadores. Estamos haciendo referencia al soldado del pueblo llanero, al soldado formado en el sometimiento y arreo de ganado. Capaces de trasladar la logística alimentaria de miles de reses al propio teatro de operaciones como estampida de la misma batalla. Son tácticas de guerrero sui generis que hasta la invención de la artillería móvil como los tanques, fue de esencial utilidad para determinar las victorias militares. De tal manera que encontramos poca diferencia cuando hacen la guerra a los blancos que sepan leer y escribir, u oligarcas temblar, estamos hablando de la misma guerra de colores, y de motivaciones sociales dentro de ese estallido de violencia extendido por un siglo de guerras civiles, que culmina con el último hombre de a caballo, Maisanta, enfrentado a los mismos godos de siempre.


Pero esta nueva manera de hacer la guerra que prevaleció durante un siglo, además de romper con el monopolio del sistema colonial esclavista implantado por la metrópoli española fue la punta de lanza del embrionario modo de producción industrial. El Lancero llanero acompañado del arreo de una estampida de ganado que simula una caballería mayor de la que en realidad se aproxima. Es el factor intimidatorio contra el enemigo que lo siente llegar desde lo lejos, percibe el trotar de doce mil patas, algo así como tres mil jinetes tras una nube de polvo que se agiganta en el cielo. Pero más allá de intimidar al enemigo ajeno al medio ambiente llanero, constituye la logística alimentaria que lo acompañará a la caballería durante toda la campaña.



El perfil militar de principios del siglo XX lo representa el general Eleazar López Contreras (1883-1973). Es él quien da el primer paso hacia el siglo XX.  Es él quien inicia el proceso de organización de un nuevo perfil del militar. El centenario de la emancipación política y administrativa o de la ruptura parcial del nexo con el dominador europeo y eurocéntrico la irrupción de  la industria petrolera y el ingreso del automóvil plantea la apertura de una nueva era.

El general López Contreras fue la luz esencial del gomecismo. Conductor de la generación de relevo que asimiló la experiencia del poder andino que había hecho posible el país “democrático” que las compañías petroleras reconocen y necesitan para montar la estructura formal de la nueva forma de dominio colonial. Un país integrado e institucional. En términos de tránsito histórico representa la sustitución de la Casa Grande de la Hacienda por El Campo Petrolero. Un país democrático como lo entienden en el Norte, tal como había sido reconocido el "Gobierno democrático constitucional del General Juan Vicente Gómez", y todos los presidentes que eligieron sus congresos que fueron reconocido de esta manera como legítimos por la comunidad internacional de entonces, presidida por los dueños de las petroleras.

Artículo en construcción.






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